La historia y el impacto del icónico Instituto Di Tella, un epicentro de creatividad, vanguardia y experimentación que dejó una marca indeleble en el panorama artístico y cultural de Argentina.
Por Duilio Fonda
FOTOS: Apertura Alamy, gentileza Universidad Di Tella y Getty.
Guido y Torcuato Di Tella fueron genuinos herederos del impulso industrialista ejercido por su padre Don Torcuato, fundador de SIAM (Sociedad Industrial Americana de Maquinarias) en 1911. Intentaron modernizar y reestructurar un gran emporio metalmecánico único en Latinoamérica, lidiando con todas las dificultades que esto suponía.
Al mismo tiempo, sintieron la necesidad generacional de hacer algo para modificar una mentalidad conservadora y reaccionaria de la época que le siguió al fin de la Segunda Guerra Mundial. Entonces pusieron especial interés en el desarrollo de una Fundación para capitalizar esas nuevas tendencias en el ámbito social, cultural, educacional y artístico.
Fue así como en 1958 los hermanos constituyen la Fundación y, simultáneamente, el Instituto Torcuato Di Tella con una clara intención de prolongar en el tiempo los ideales de superación que tanto ellos como su padre suponían para una Argentina moderna. Y desarrollaron una importante actividad creativa, educacional y filantrópica.
La Fundación impulsó una de las Bibliotecas más prestigiosas en América Latina en el campo de las ciencias sociopolíticas y creó una Universidad de alcance internacional, ambas con una importante participación en la actualidad.
El Instituto, en cambio, representó un espacio concreto de participación, abierto a distintas manifestaciones artísticas que revolucionaron la forma de interpretar los fenómenos sociales de posguerra creando un lenguaje alternativo y vanguardista que marcó para siempre el arte argentino y latinoamericano.
“El Di Tella”, como se lo conoció, albergó en su periodo más creativo (1965-1970) a las vanguardias del teatro, la música y la pintura, contando entre sus filas a artistas posteriormente consagrados. Su actividad marcó una nueva era en el arte local.
LA MANZANA LOCA
“El Di Tella” estaba situado en la calle Florida 936 en la llamada “manzana loca”, conformada por las calles Florida, Charcas, Maipú y Paraguay. Tenía varias salas de exposición y un auditorio para 244 espectadores. Se erigía como un templo pagano donde, tanto ignotos creadores venidos de los confines de todo el país como los ya reconocidos artífices de diferentes vanguardias y maestros con gran influencia académica confluían en una ceremonia creativa nunca vista en la historia cultural argentina.
Sus múltiples actividades enmarcadas en la investigación cultural abarcaron, dentro de un corto periodo (su auge fue entre 1965 y 1970), todo el abanico de las disciplinas artísticas: artes plásticas, música, teatro, danza y toda una serie de combinaciones posibles distribuidas entre laboratorios experimentales, fiestas y happenings abiertos al público en general. Ese movimiento, obviamente, generó un gran rechazo de los sectores conservadores de la política y la cultura que llevaron al poder al general Juan Carlos Onganía luego del golpe militar del ‘66.
La simple enumeración de los integrantes del Di Tella bastaría para dar una dimensión de su legado, aun así no se llegarían a visualizar del todo los alcances de sus propuestas artísticas, tanto en ejercicios de pura experimentación técnica como en vehículos comunicacionales comprometidos con la realidad sociopolítica latinoamericana.
Algunos de los artistas vinculados al Di Tella fueron Enrique Oteiza, Alberto Ginastera, Roberto Villanueva, Antonio Berni, Líbero Badíi, Ernesto Deira, Rómulo Macció, Jorge de la Vega, Luis Felipe Noé, León Ferrari, Marta Minujín, Julio Le Parc, Antonio Seguí, Dalila Puzzovio, Margarita Paksa, Alicia Penalba, Juan Carlos Distéfano, Lea Lublin, Luis Wells, Liliana Porter, Alberto Greco, Gyula Kosice, Rogelio Polesello, Clorindo Testa, Federico Peralta Ramos, Federico Klem, Hugo Midón, Alfredo Arias, Nacha Guevara, Iris Scaccheri, Marucha Bo, Les Luthiers, Kado Kostzer, Ángel Elizondo, Griselda Gambaro, Marilú Marini, Norman Briski, Oscar Araiz, Susana Zimmermann, Roberto Jacoby, Mario Trejo, Miguel Ángel Telechea, Berta Roth, Marikena Monti, Jorge Schussheim, Osvaldo Dragún, Ricardo Halac, Griselda Gambaro, Roberto Cossa, Eduardo Pavlovsky, Oscar Viale, Luis Brandoni, Pepe Soriano, Osvaldo Núñez, Jorge Rivera López, entre muchos otros nombres célebres.
El escenario del Di Tella también sirvió para presentar a los grupos de vanguardia del naciente rock argentino, como Almendra y Manal.
En una manzana ubicada en el centro norte de la ciudad de Buenos Aires confluyeron distintas manifestaciones expresivas, enraizadas en las más variadas actitudes frente a los desafíos socioculturales de la época. Fue un encuentro cultural de distintas vertientes sociales representadas por personalidades con un frondoso haber académico y jóvenes lanzados a la experiencia artística a través de una búsqueda totalmente intuitiva.