En total armonía con el paisaje mendocino, bodega Zuccardi fue concebida con el objetivo de respetar el paisaje y el equilibrio natural de la región. Desde las alturas del Valle de Uco, elabora vinos de montaña que se exportan a todo el mundo.
La innovación y el cuidado de los recursos naturales forman parte del ADN de la familia Zuccardi. Y la historia así lo confirma desde sus inicios, en 1950, cuando el ingeniero mendocino Alberto Zuccardi comenzó a experimentar con nuevos sistemas de riego que permitían contrarrestar la escasez de agua de la zona.
En 1963 plantó los primeros viñedos en la región de Maipú y fueron multiplicándose hasta lograr, hoy, convertir a Familia Zuccardi en sinónimo de calidad y prestigio. Son prueba de esto los múltiples reconocimientos y galardones, como haber sido elegida por tres años consecutivos como la Mejor bodega y viñedos del mundo por The World´s Best Vineyard Academy, según un jurado integrado por más de 600 referentes globales del vino.
Actualmente, el legado está en manos de la tercera generación Zuccardi. José Alberto -hijo de Alberto- es el director y, junto a sus hijos, Sebastián, Julia y Miguel, componen un equipo imbatible que desarrolla diferentes tareas. Suman innovación y nuevos aires a una bodega que exporta sus productos a Estados Unidos, Bélgica, Alemania, Reino Unido y Japón, entre otros.
Marca registrada
A mediados de los ‘90, en una búsqueda por lograr el primer vino premium, la empresa desarrolló el proyecto Zuccardi Q (por el inglés quality), letra que servía para seleccionar las mejores parcelas de viñedos y los trabajadores más aptos que iban a participar en la iniciativa.
La tarea dio sus frutos cuando presentaron en el mercado Zuccardi Q Tempranillo, cosecha 1997, vino que tuvo el doble valor de ser la primera etiqueta con el nombre de la familia y de inaugurar el segmento ultra premium argentino elaborado a partir de esa uva. La línea se completó con variedades como Malbec, Chardonnay y Cabernet Sauvignon. En paralelo, comenzaron a elaborar cepas menos tradicionales, como Bonarda, Viognier, Caladoc y Teroldego.
Producto de la investigación y el trabajo constante, Familia Zuccardi también fue vanguardista al introducir en el mercado al primer vino tardío de Argentina, el primer Malbec fortificado (al cual se le interrumpe su fermentación y se le agrega aguardiente, dando como resultado un vino dulce y de alta graduación alcohólica) y, recientemente, un portfolio de vinos en lata: un Chenin dulce natural, un Tintillo, un Syrah Rosé y un Bonarda que se consumen en frío.
Desde hace 20 años, la empresa es líder en la elaboración de aceites de oliva de calidad. Estos productos recibieron varias distinciones que los ubican entre los 20 mejores del mundo.
El valor de la identidad
Otro de los grandes hitos de la compañía fue la inauguración, en 2016, de la bodega Zuccardi Valle del Uco, en el Paraje Altamira, un homenaje a la montaña austera y solemne, que define tanto el clima como los suelos de la región. El proyecto estuvo liderado por los arquitectos Fernando Raganato, Tom Hughes y Eugenia Mora. En tanto, el paisajismo fue creación de Eduardo Vera.
La elección del lugar no fue caprichosa. Es una zona que presenta una gran homogeneidad de suelos, clima fresco, amplitud térmica y una brisa permanente que favorece la sanidad de las uvas. Además, cuenta con el imponente marco de Los Andes.
Así como en la naturaleza, en la arquitectura de Zuccardi todas las formas son redondeadas y, a lo lejos, su imagen se funde con las montañas. Para que quedara integrada al entorno, la bodega fue construida con materiales del lugar: piedras redondas, blancas, calcáreas de la zona y agua y arena del Río Tunuyán. Las paredes son todas diferentes y tienen una curvatura en su parte superior que se funden con la Cordillera. El edificio está coronado por una cúpula de metal que refleja el sol y marca los diferentes momentos de luz que atraviesa la montaña y el paisaje durante el día.
Zuccardi está concebida para la elaboración de vinos de terroir, un concepto francés que habla no sólo de las características del suelo y de la naturaleza que rodea a un viñedo, sino también de los métodos, la tradición, la cultura y el talento de las diferentes personas involucradas en el proceso de creación. El resultado de ese conjunto de factores logra que cada botella sea única, cuidada y singular.
La bodega cuenta con vasijas y sectores de crianza en piletas de hormigón y barricas que le permiten alcanzar una capacidad total de 970.000 litros. Una estructura de hierro con capacidad para 10.000 botellas alberga los mejores vinos de cada año. En el sector de guarda, se encuentra una enorme piedra que se halló cuando se comenzó la construcción y se dejó como símbolo del proyecto.
Hace honor a esa roca el nombre del restaurante de Zuccardi Valle de Uco: Piedra Infinita Cocina. Es el sitio ideal para disfrutar de una excelente propuesta gastronómica con una estratégica vista al paisaje.
La experiencia que propone el lugar se completa con la posibilidad de recorrer los viñedos para conocer todos los detalles del proceso de producción. Hacer la visita guiada por expertos de la bodega es la mejor manera de entender el concepto y la identidad de los vinos Zuccardi, su esencia y origen de montaña.