Desde su empresa Indelama, Hugo Ricciuti se propuso mantener vigente el oficio de la carpintería, pero con el aporte de la tecnología. Y creó una escuela única: secundaria, preuniversitaria y con orientación robótica y mecatrónica.
Hugo Ricciuti es un gran hacedor. Como CEO de Indelama SRL, y a lo largo de los últimos 45 años, logró convertir su empresa de carpintería de madera en una de las más importantes del país. Pero, por sobre todas las cosas, Hugo es un gran soñador. Siguiendo su pasión por la educación y con el fin de mantener el oficio de la carpintería vigente, creó la primera escuela media tecnológica del país con orientación robótica y mecatrónica.
En 2012, y con el apoyo de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora, la Escuela Tecnológica Ingeniero Carlos Giúdici (más conocida como Escuela Indelama) abrió sus puertas en Monte Grande, provincia de Buenos Aires, para formar nuevos estudiantes.
Visionario y con un profundo compromiso social, Ricciuti es empresario convencido de que la educación es el camino para el progreso.
¿De qué manera surgió la idea de crear una escuela de estas características?
Se hizo evidente la carencia de recursos humanos para nuestro negocio, nuestro rubro. Ahí desperté la pretensión de ver qué podíamos hacer para que no se pierda la carpintería. La idea fue cuidar las raíces de ese oficio, pero dotarlo de elementos tecnológicos.
¿Cómo fue el proceso de aggiornar el oficio?
Empecé a buscar formas de generar un ámbito educativo en el que pudiéramos cuidar el oficio milenario de la carpintería, de la madera, de la exquisitez de la artesanía, pero dotándolo de una formación tecnológica propia de un tiempo diferente, en una sociedad altamente cambiante y con la exigencia de productos y proyectos que estuvieran al alcance y a la posibilidad de lo que yo suponía que iba a ser el crecimiento casi natural de nuestro negocio. Entendiendo eso, me propuse salir de los esquemas que la escuela pública ofrecía hasta ese momento, que eran muy precarios, porque nos habíamos quedado en la enseñanza de 70 u 80 años atrás, y vincular al joven con una educación que lo acercara a lo que a nosotros nos interesaba que conociera de la carpintería. Al mismo tiempo, quería dar herramientas para seguir formando ingenieros, arquitectos, diseñadores, proyectistas, otras carreras que aportan a nuestro trabajo.
¿Cuántos alumnos hay actualmente y cómo se estructura el aprendizaje?
En este momento son alrededor de 500 chicos, que están entre primero y sexto año. Los jóvenes transitan los tres primeros años dentro de la planta y a partir de cuarto año lo hacen dentro del predio de la Universidad. Eso le da una jerarquía distintiva muy alta al nivel educativo que reciben. Estamos convencidos de que la escuela ha sido determinante en la educación técnica y hoy está, sin dudarlo, en primer lugar entre los diferentes proyectos educativos que tiene nuestro país.
Usted siempre piensa un poco más allá…
Soy cultor de la idea de que tenemos que educar siempre para el trabajodel futuro. Esta escuela nació con ese pensamiento: hay que formar a los chicos hoy, no para mostrarles cómo lo hacemos o cómo nos enseñaron a hacerlo, sino cómo lo vamos a hacer.