
La Fundación Azcuy continúa desarrollando el plan de arbolado público en Caballito, Flores y Boedo. ¿El objetivo? Transformar las veredas en espacios más verdes.
Gracias a la iniciativa encabezada por Fundación Azcuy, ya son 144 las nuevas especies que se plantaron en la Ciudad de Buenos Aires. La movida forma parte del Programa que la institución inició en 2022 y que lleva a cabo en alianza con el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, a través de las Comunas 5, 6 y 7, bajo la supervisión de la Dirección General de Espacios Verdes y Arbolado del Gobierno de CABA.
Como parte de esta acción, la Fundación asume la construcción de planteras, la adquisición de ejemplares e insumos y la disposición de personal para trabajar de manera articulada con el GCBA en pos de lograr el objetivo de incorporar nuevos árboles al espacio público.
Este proyecto se enmarca en la visión integral de la Fundación Azcuy, cuyo propósito es crear bienestar para vivir mejor. Este trabajo se alínea sobre tres ejes programáticos: Arte y Cultura, Sustentabilidad y Bienestar.
Puros beneficios
El impacto positivo de la vegetación urbana es indiscutible y de gran relevancia para la vida cotidiana. El arbolado no solo contribuye a embellecer los espacios, sino que también cumple funciones vitales para el equilibrio del ecosistema urbano.
Uno de los beneficios más destacados de la incorporación de estos ejemplares en las ciudades es la mejora de la calidad del aire. Los árboles, a través de la fotosíntesis, ayudan a reducir la cantidad de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera, produciendo oxígeno y purificando el aire que respiramos. Este aspecto es especialmente importante en grandes urbes como Buenos Aires, donde la contaminación es una preocupación constante.
Además, los árboles juegan un rol fundamental en la mitigación de la contaminación sonora. Al formar barreras naturales, ayudan a reducir el impacto de ruidos molestos, como el tránsito vehicular o las actividades comerciales, creando un ambiente más tranquilo y saludable para los vecinos. Este efecto es aún más significativo en las zonas de alta densidad urbana.
Otro de los beneficios importantes es su capacidad para reducir las altas temperaturas y mitigar la radiación solar. En ciudades con altos índices de urbanización, se produce un fenómeno cada vez más común: se genera un aumento de las temperaturas en áreas específicas. Los árboles, mediante la sombra que proporcionan y el proceso de transpiración, contribuyen a disminuir este efecto y a refrescar el ambiente, mejorando así la calidad de vida en las zonas afectadas.
Por otra parte, la plantación de árboles también contribuye al aumento de la biodiversidad en las ciudades. Cada ejemplar plantado enriquece el ecosistema urbano al crear nuevos hábitats para diversas especies de aves, insectos y pequeños animales. Además, la vegetación proporciona alimento y refugio, ayudando a conservar la fauna local y promoviendo un entorno más equilibrado.
En cuanto a las especies elegidas, con el asesoramiento de los especialistas de las Comunas, la Fundación Azcuy optó por variedades nativas que se adaptan bien al clima porteño y aportan belleza y funcionalidad a los espacios públicos.
Así, en 2022 se plantaron 35 ejemplares de Tipuana tipu, un árbol que se caracteriza por su rápido crecimiento y sus hermosas flores amarillas. En 2023, fueron 65 ejemplares más de la misma especie consolidando el proyecto y, en, 2024, se sumaron 44 Lapachos rosados, una especie nativa que, en primavera, aporta un color vibrante a la ciudad con sus flores rosadas.
Este esfuerzo conjunto, que abarca cuatro años consecutivos, refleja el compromiso de la Fundación Azcuy con un futuro más verde y sostenible, una manera más de demostrar que es posible transformar la ciudad en un lugar más saludable, donde la naturaleza y la urbanización coexisten armónicamente.