Nacida en 1919, la Escuela Bauhaus revolucionó la arquitectura y el diseño. Creó un espacio de experimentación, tanto a nivel estilístico como educativo y social, con el objetivo de fusionar el arte con la vida y aunar todas las disciplinas creativas.
En la primera mitad del siglo XX en Alemania, una Escuela planteó un lenguaje innovador que abarcó desde la construcción de una letra hasta el concepto funcional de una ciudad. Se trata de la Bauhaus que, en un período relativamente corto, sentó las bases definitivas para lo que hoy consideramos como “diseño moderno”.
El nombre Bauhaus deriva de la unión de las palabras en alemán Bau, “construcción” y Haus “casa”. Walter Gropius, su fundador, dirigió sus esfuerzos en materializar su idea de transformar la sociedad de posguerra a través de una nueva estructura educativa, enunciando como síntesis de su pensamiento la frase: “La forma sigue a la función”.
Bauhaus propone derribar los límites entre arte y artesanía y atravesar los prejuicios sociales que manifiestan esta diferencia. Por eso, crea un programa de estudios donde se entrecruzan distintas manifestaciones del espíritu con el conocimiento directo de un oficio anteponiendo su capacidad ergonómica y utilitaria y un claro sentido social, a la estética ornamental y clasista burguesa. Podemos decir que sentó las bases normativas y patrones de lo que hoy conocemos como “diseño industrial y gráfico”, profesiones inexistentes antes de su creación, así como también los fundamentos académicos sobre las cuales se basa la arquitectura moderna.
Esta escuela-fábrica buscó desde su origen no solo la producción de objetos funcionales en serie, sino también rediseñar el mundo y, en consecuencia, modificarlo de modo tal que exista en función de nuestras necesidades más profundas.
LOS DIRECTORES
Hay tres períodos fundamentales en su corta existencia, que se corresponden con la gestión de sus respectivos directores generales. El primero corresponde al de su fundador Gropius y se desarrolló en Weimar (1919-1925) y Dessau (1925-1932). Dejó su cargo en 1928 y fue, según muchos autores, la etapa más idealista y romántica de la Escuela.
El segundo período corresponde a la dirección del arquitecto y urbanista suizo Hannes Meyer (1928-1930). Prioriza una arquitectura y un diseño basados en parámetros de necesidad social, dirigidos hacia los sectores más postergados.
Entre 1930 y 1932 Ludwig Mies van der Rohe se hace cargo de la dirección general y reorienta el departamento de arquitectura hacia metas de excelencia en los procesos de construcción e introduce los conceptos del estilo racionalista. Esta corriente proponía, entre otras cosas, una construcción de líneas sencillas y funcionales basadas en formas geométricas simples y fachadas muy ligeras, el espacio interno contiguo o planta libre con posibilidades de organización variable y la ausencia total de ornamentación.
En 1933 la Escuela fue finalmente prohibida en toda Alemania. Luego de la diáspora producida en la Bauhaus como consecuencia de la persecución política iniciada por los nazis, los conceptos acuñados por la Escuela se difundieron rápidamente por distintas partes del mundo. Lograron fusionarse con múltiples culturas que gradualmente iban adoptándolos. Su nombre pasó a ser sinónimo de innovación, no solo en arquitectura y diseño, sino también en un campo muy amplio de la producción industrial.