Conversamos con Damián Tabakman, Presidente de la Cámara de Desarrolladores Urbanos.
Con muchas tareas por delante, la CEDU, la cámara que reúne a más de 110 desarrolladores urbanos de Buenos Aires, habla del impacto de la pandemia, de las tendencias y de cómo la construcción es un poderoso motor para la recuperación económica.
Según explican Damián Tabakman, Presidente de la CEDU y Mali Vázquez, Directora Institucional, el trabajo de la Cámara tiene varios focos. Entre ellos, introducir las mejores prácticas de la industria y llevarlas a la mayor cantidad de miembros posibles, además de comunicarlas. También mejorar la reputación del desarrollador urbano, y establecer una relación con los gobiernos en todos los ámbitos, como asuntos impositivos, regulatorios, o temas de coyuntura.
En un encuentro que reunió a varios miembros de la CEDU, una charla con Damián Tabakman para actualizar el escenario de la industria.
¿Cómo ves a Argentina respecto a las tendencias de vanguardia que se instalan en el resto del mundo (domótica, sustentabilidad, etc)?
Hay algunas cuestiones que en otros países son más evidentes pero que acá están latentes. Hay una iniciativa de varios miembros de la CEDU que son vanguardistas en este sentido y están trabajando en temas de sustentabilidad, el cuidado del medio ambiente, el cuidado de la energía. Y también proyectos que entablan una relación lo más amigable posible con el barrio en el que los proyectos se implantan, que intervienen el espacio público, no solamente para embellecer lo que está frente al propio edificio, sino en otro lado, enfrente, en la plaza del barrio, o a unas cuadras. Eso es interesante porque aporta a la comunidad. La idea es ser sensible con el barrio, ser amigable en el barrio.
Hablan de Desarrolladores Urbanos en vez de Inmobiliarios, ¿cómo se da este cambio?
Estamos haciendo un esfuerzo por migrar hacia ese concepto, porque el concepto inmobiliario no es tan amigable, y además porque el desarrollador urbano hace un aporte al contexto en el que se inserta, contribuye a la ciudad.
¿Creés que hay un prejuicio con los desarrolladores?
Sí, puede ser; y en general con los empresarios. Históricamente, el desarrollador ponía el foco en maximizar la rentabilidad del capital involucrado en el negocio. Eso está cambiando. La idea es tratar de enaltecer o de ponderar mejor la figura del empresario que lleve adelante negocios porque es parte de su ADN, pero que esos negocios vengan de la mano de estos conceptos que son muy relevantes, como la variable del Triple Impacto. Y eso es lo que nosotros en la cámara queremos destacar: un empresario que lleve y plantee esta filosofía como parte de su ADN corporativo. Que ese objetivo esté en el corazón del negocio.
¿Sentís que a veces no se valora el aporte de la industria?
Nosotros tratamos de destacar las virtudes, estimular a nuestros miembros a hacer proyectos de calidad, que aporten a la ciudad y a la comunidad. Ser inversores, en Argentina, es importante. No somos un vehículo para que los dólares se vayan del país sino más bien lo contrario, porque es una actividad que genera activos dolarizados pero su giro de negocios se hace esencialmente en moneda local. Somos generadores de muchísima mano de obra de calidad, gente que está registrada, en regla, y la construcción rápidamente permite que los trabajadores, con una capacitación ejecutiva, se puedan incorporar al sistema de la construcción, a trabajar en forma productiva. Además de lo más visible, que generamos viviendas.