
La Montaña Concreta, obra de arte de Fabián Bercic, interviene la pared del hueco central del edificio Donna Reggia, en Caballito, y la transforma en una palestra que homenajea a las vanguardias abstractas de los años ‘40.
El hueco central del edificio Donna Reggia, en el barrio de Caballito, se transformó a la vez en galería de arte y desafío para escaladores expertos. Quienes asistieron a la inauguración de La Montaña Concreta, obra de arte ganadora de la 3ra. edición del Premio Azcuy, quedaron impactados con la imponente creación del artista Fabián Bercic.
No es para menos: se trata de un muro de escalada de 43 metros de altura -el más alto de Argentina- que se inspira en las vanguardias abstractas rioplatenses que surgieron a mediados de los años ‘40: Asociación Arte Concreto-Invención, Movimiento Madí y Perceptismo.
Con La Montaña Concreta, Bercic logró hablarle tanto al público general y a los habitantes del edificio como también a quienes practican escalada.


¿Cuál fue el punto de partida para pensar esta obra?
Fui a ver los espacios posibles a intervenir en el edificio cuando se lanzó la convocatoria en 2021. Lo que realmente me llamó la atención fue el hueco del patio central. Desde lo alto y con mucho cuidado me asomé al borde. Daba vértigo, era abismal, tenía una energía casi salvaje. Enseguida, me di cuenta de que era ese el lugar a intervenir. Decidí que la obra tendría la pared de concreto de ese espacio central, que daba a cielo abierto, como soporte y podría ser recorrida visualmente en su extensión a través de los ascensores de vidrio, pero también podría ser atravesada por escaladores.
¿Por qué elegiste al Arte Concreto y al Movimiento Madí como el paisaje para un muro de escalada?
La primera vez que fui a un muro artificial de escalar me llamó la atención que la representación de la montaña en estos espacios indoor no era realista, sino abstractamente geométrica. Formalmente, los muros de escalar me remitieron a los estudios de composición y color de las vanguardias concretas del siglo pasado. Busqué las pinturas, volví a leer los manifiestos y me centré en los movimientos Madí, Arte Concreto Invención y Perceptismo. El desarrollo del proyecto implicó traducir en volumen obras planas.
¿Afectó al desarrollo de la obra el hecho de saber que será una instalación en un espacio que no es una institución artística?
Que esta obra no esté en una institución artística es interesante. La interacción con quien la ve es diferente. En cierta manera, creo que es bastante coherente con los desarrollos teóricos de las vanguardias que cito. Comparto con ellas la idea del poder transformador que una obra puede tener en un espacio cotidiano.
¿Cuáles fueron los mayores desafíos de este proyecto?
Se debían contemplar múltiples aspectos: seguridad, durabilidad, resistencia a la intemperie, estéticamente ser fiel a las referencias y ser funcional al deporte. Evaluamos distintas propuestas y finalmente decidimos que el material más adecuado era resina y fibra de vidrio.
¿Qué te deja la experiencia de haber trabajado con el estudio Azcuy?
Estoy acostumbrado a trabajar solo, y si bien mantuve mi formato de producción en parte del proceso, el diálogo con el estudio Azcuy fue constante y sus intervenciones muy enriquecedoras. Siendo una desarrolladora encargada de construir varios edificios a la vez, tiene innumerables recursos. Están acostumbrados a los desafíos, los toman como incentivos y la innovación es una constante en sus procesos. Ofrecerme parte de estos recursos para mi producción fue muy generoso de su parte y amplió mucho mis posibilidades.


