Con su diseño audaz y futurista, el museo dedicado al arte del siglo XXI desafía las convenciones arquitectónicas tradicionales. Un recorrido por las características de este símbolo de innovación y creatividad que se destaca en la capital italiana.
Por: Ivan Shumkov
En la siempre cambiante ciudad eterna de Roma, donde las capas de las ruinas antiguas coexisten con obras maestras de siglos atrás y desarrollos modernos, el Museo Nacional de Artes del Siglo XXI (MAXXI), se destaca como un gran logro de la arquitectura contemporánea. Diseñado por Zaha Hadid y terminado en 2010, es una obra maestra que desafía los paradigmas convencionales y redefine la interacción entre el espacio, el arte, la cultura, la comunidad y la experiencia del visitante.
MAXXI está situado en el distrito Flaminio, que atesora una rica historia y patrimonio cultural. Cerca de allí se encuentran la Villa Olímpica inaugurada para los Juegos de 1960, el Parque de la Música con el auditorio creado por Renzo Piano en 2012 y el futuro Distrito de la Ciudad de las Ciencias. La transformación de un antiguo cuartel militar en el MAXXI formó parte de un esfuerzo más amplio para rejuvenecer la zona y crear un nuevo destino cultural para Roma.
El proyecto fue seleccionado a través de un concurso internacional de diseño en 1999, promovido por el Ministerio italiano de Patrimonio y Actividades Culturales. Actualmente se está planificando una importante renovación y ampliación como parte de los planes de regeneración del barrio.
Génesis conceptual
El diseño de Zaha Hadid representa un cambio audaz con respecto a la arquitectura tradicional de los museos. Su visión se basó en la fluidez y el dinamismo, en línea con el característico estilo deconstructivista de los años noventa.
El edificio se plantea como un espacio abierto y continuo que promueva el libre movimiento y la interacción con el arte y con la arquitectura misma. Reemplaza la noción de museo como “objeto” o entidad fija, presentando en cambio “un campo de edificios” accesible a todos, sin límites firmes entre lo que está dentro y afuera. Lo central –su fuerza principal– es una confluencia de líneas, de paredes que constantemente se cruzan y separan para crear espacios interiores y exteriores.
En el interior, una de las características definitorias del MAXXI son sus caminos que se entrelazan, crean una experiencia laberíntica y animan a sumergirse en el museo de manera no lineal. Estos recorridos, tanto horizontales como inclinados, se encuentran en varios puntos formando una red que conecta diferentes áreas del museo.
Rampas, puentes y estructuras en voladizo aumentan la sensación de fluidez y movimiento. Todos esos elementos no sólo mejoran la sensación de exploración sino que también proporcionan múltiples perspectivas y puntos de vista, enriqueciendo la experiencia del visitante.
Por otro lado, el uso de amplias extensiones de vidrio sumado al acero y hormigón, permiten que la luz natural ingrese al edificio, creando una interacción dinámica de luces y sombras. La transparencia y apertura ocasionales del edificio invitan al entorno urbano circundante a convertirse en parte de la experiencia del museo, integrando el paisaje urbano en el viaje del visitante.
De vanguardia
El innovador diseño estructural del MAXXI es uno de sus aspectos más llamativos. La visión de Hadid requería soluciones de ingeniería avanzadas para realizar geometrías complejas y formas ambiciosas.
La estructura principal del edificio está compuesta por muros de hormigón armado -que permite realizar geometrías complejas y curvas que serían difíciles de lograr con otros materiales de construcción- y columnas de acero, proporcionando la flexibilidad y resistencia necesarias para soportar las formas dinámicas.
Los voladizos que caracterizan al MAXXI desafían la gravedad al tiempo que brindan beneficios funcionales como dar sombra y dirigir el flujo de visitantes.
Disruptivo como su diseño, el museo produce y acoge exposiciones de arte, arquitectura, diseño y fotografía, pero también moda, cine, proyectos musicales, espectáculos de teatro y danza, conferencias y encuentros con artistas, arquitectos y protagonistas de nuestro tiempo.
Integración urbana
El museo forma parte del proyecto de renovación urbana del distrito Flaminio de Roma, una zona conocida por su importancia histórica, cultural y artística. El diseño de Hadid para el MAXXI contrasta con las estructuras rígidas y rectilíneas de los edificios adyacentes, creando un diálogo visual entre lo antiguo y lo nuevo. “En este meandro tan serpenteante, MAXXI aprovecha y alimenta la vitalidad cultural de su ciudad madre”, aseguraron desde el estudio de arquitectura.
El diseño incluye una variedad de espacios públicos, como la plaza abierta, áreas para sentarse al aire libre y jardines. Estos espacios están pensados para ser accesibles y acogedores, animando a la comunidad a involucrarse con el museo y sus actividades. Además, están integrados al interior del edificio, mediante el uso de fachadas transparentes, patios abiertos y áreas con jardines que desdibujan los límites entre el museo y su entorno.
Y a medida que el MAXXI continúa evolucionando y adaptándose a través de sus desarrollos futuros, sigue siendo un brillante ejemplo del potencial de la arquitectura para dar forma a los paisajes culturales y sociales.