Desde la integración de tecnologías inteligentes hasta la sustentabilidad, una mirada sobre cómo deberían evolucionar los centros urbanos para mejorar la calidad de vida de sus habitantes.
Por: Iván Shumkov
MOVILIDAD COMPARTIDA E INTEGRADA
Con los nuevos avances y la evolución de las tecnologías de movilidad, llegarán otras formas de desplazamiento. Se están invirtiendo muchos recursos en el desarrollo de coches eléctricos y de hidrógeno que no dependan del petróleo, que es un combustible escaso y contaminante.
Pronto comenzaremos a ver coches voladores y drones sobrevolando las ciudades. El viaje aéreo compartido se utilizará para entregas y emergencias, lo que también eliminaría parte del tráfico de las calles.
Cuando las ciudades están bien planificadas y construidas, los autos se convierten en una opción, pero no en una necesidad. El transporte público integrado es una buena solución para dirigirse a lugares más alejados. Todos los medios de transporte se pueden sincronizar: bicicletas, monopatines, motos, automóviles, colectivos, tranvías y trenes. Si es posible, caminar y andar en bicicleta deberían ser la forma preferida de moverse en las ciudades.
Algunas personas optan por vivir lejos de las metrópolis para disfrutar de la seguridad y la calidad de vida en lugares con un entorno más verde y limpio, pero aun así muchos tienen que ir a la ciudad y optan por los trenes de alta velocidad para hacerlo.
ENERGÍA, SUSTENTABILIDAD Y RESILIENCIA
El cambio climático y sus efectos son uno de los desafíos más grandes de nuestro tiempo. Actualmente, los edificios representan alrededor del 40% de las emisiones totales en las ciudades. Muchos de ellos se deben a la ineficiencia energética del edificio.
En la Unión Europea, aproximadamente el 75 % de los edificios no son energéticamente eficientes. Pero el objetivo de la iniciativa New European Bauhaus es renovar el 50 % de ellos para 2050. Esto incluye hacerlos más eficientes energéticamente a través de un mejor aislamiento térmico, paneles solares y sistemas de calefacción y refrigeración.
La renovación de edificios está subvencionada en muchos países como una de las mayores empresas de la industria de la construcción. Esto reduciría significativamente el impacto negativo de sus operaciones en el medio ambiente natural y los haría más saludables para vivir.
Al construir ciudades, debemos pensar en edificios pasivos y energéticamente positivos que produzcan energía y no solo la consuman. Todos los edificios podrían tener paneles solares integrados o turbinas eólicas para producir la energía que necesitan y vender el resto a la red pública.
Tenemos que minimizar también el consumo de energía que se utiliza para crear confort térmico. Podemos utilizar diferentes técnicas pasivas de calefacción y refrigeración anteriores al aire acondicionado. El enfriamiento por evaporación y la ventilación cruzada
enfrían edificios en climas cálidos. Y el sombreado externo de las ventanas y las fachadas con doble ventilación pueden reducir el calor del sol.
En la construcción, necesitamos utilizar materiales que sean respetuosos con el medio ambiente y tengan una baja huella de carbono, como la madera. Por el contrario, el hormigón y el acero son materiales que requieren mucha energía para su producción.
El cambio climático también está aumentando la frecuencia e intensidad de los desastres naturales. Por lo tanto, las ciudades deben estar preparadas para huracanes, terremotos, incendios forestales, olas de calor, sequías y tormentas masivas invirtiendo en su propia resiliencia.
Si bien no podemos hacer mucho para detener las catástrofes naturales, podemos prepararnos y mitigar su impacto mediante la planificación, el diseño, la construcción y la gestión adecuados de las ciudades y la infraestructura clave.