Marcio Kogan, cineasta y renombrado arquitecto, creador del estudio multidisciplinario, Studio mk27, que rinde culto al modernismo brasileño y piensa en proyectos con una perspectiva democrática y colaborativa.
En 1988, Marcio Kogan se quebró. No sabía si quería seguir siendo arquitecto o continuar en la cinematografía. Había dirigido 13 cortometrajes y acababa de estrenar su primer film, Fuego y Pasión, con un importante elenco de estrellas brasileras, que fue un fracaso. “Yo sentí mucha presión y perdí muchísimo dinero —le contó a Design Boom—. Decidí, en ese momento, comenzar mi vida nuevamente, esta vez como arquitecto”.
La arquitectura corre por sus venas. Pero el cine siempre permaneció en la visión de lo que crea. Hay escenas, puestas de luz, emoción y sorpresas en sus obras que, de un quiebre, logró reunir el primer con el séptimo arte.
Kogan se convirtió en uno de los más renombrados arquitectos en su tierra y en el mundo. Es miembro honorario del AIA (Instituto Americano de Arquitectura), profesor de la Escola da Cidade de São Paulo y del Politécnico di Milano, además de haber sido considerado por la revista Época como una de las 100 personas más influyentes de su país.
Tras varias obras destacadas a lo largo de los años 90, en 2001, la oficina que dirigía tomó el nombre de Studio mk27. Y en ella pudo organizar una forma de trabajo particular: democrática y colaborativa. Cada arquitecto responsable es coautor de los proyectos junto con Marcio. Bajo esta línea de pensamiento, su equipo está constituido por arquitectos de una formación amplia y multidisciplinar, con conocimientos en arte, música, cine, sostenibilidad, gestión de proyectos, economía y política, algo que considera tan importante en la arquitectura como el diseño, la programación visual y el urbanismo.
Los proyectos de Studio mk27 son un homenaje al modernismo brasileño y, al mismo tiempo, un intento de revisitar esa arquitectura construida por grandes maestros como Affonso Reidy, Lina Bo Bardi, João Batista Vilanova Artigas, Oscar Niemeyer y Lúcio Costa.
En este sentido, desde el búnker conducido por Kogan surgen creaciones con formas puras y detalles limpios, con preferencia por los materiales rugosos y las proporciones horizontales, como si todas, de alguna manera, salieran de “la pantalla grande”.
Desde 2001, Studio mk27 ganó más de 40 premios brasileños y 120 distinciones internacionales. Ha creado los más diversos espacios: restaurantes, museos, plazas, hoteles, tiendas, librerías, comunidades y edificios residenciales, pero se destacan dos casas en particular.
La Casa Redux se encuentra en el interior de San Pablo, en la comunidad cerrada Quinta da Baroneza. Está emplazada en el borde de una gran preservación ambiental de bosque nativo, dentro de un terreno abierto que se inclina hacia abajo y ofrece una vista orientada al Oeste, aspectos que determinaron tanto la ubicación como el enfoque de diseño.
Se construyó en el nivel más alto posible, respetando la topografía para ganar la vista del atardecer y la vegetación con el menor impacto en el entorno.
Los dormitorios están envueltos en paneles de madera enrejados verticalmente, que se abren casi en su totalidad. De día, filtran la luz del sol creando una textura de luces y sombras, mientras que, por la noche, transforman las cajas en grandes faroles que iluminan el terreno. El resultado es una casa que, visualmente, parece flotar.
La Casa Toblerone es otra de sus marcas registradas, con una sencillez conceptual y programática que se une a una simplicidad estructural: toda la construcción está soportada por una cuadrícula de 14 pilares, organizada en dos líneas.
Su concepto básico se puede describir con una imagen única: una primera planta libre, con grandes puertas corredizas de cristal que soportan una caja de madera delimitada por vigas de hormigón.
El nivel inferior alberga el área colectiva, con el living y la cocina. La oficina, integrada a la sala de estar, está delimitada por un soporte y conectada con el patio trasero. En el segundo piso, en tanto, se ubican tres dormitorios, un estudio y un cine. El cuarto principal y el baño se abren a una viga que mira hacia las copas de los árboles.
La madera establece un diálogo con la otra materia prima, el hormigón, y se utiliza como un filtro solar para las salas.