Convertido en un ícono de Milán, apuntes de una obra inspiradora del arquitecto italiano Stefano Boeri.
Un “hogar de los árboles que también alberga humanos y pájaros”. Así se autodefine Bosco Verticale, el proyecto del arquitecto italiano Stefano Boeri. Una afirmación arriesgada, que para algunos incluso podría sonar polémica. Y sin embargo, es una de las obras más inspiradoras y vanguardistas de la arquitectura moderna.
La vegetación: forma y función
A nivel formal, las torres se caracterizan principalmente por tener amplios balcones escalonados y en voladizo (cada uno de aproximadamente tres metros), diseñados para acomodar grandes espacios que favorecen el crecimiento de la vegetación sin obstáculos. La estructura permite un crecimiento de los árboles que equivale a tres pisos del edificio. La terminación exterior de las fachadas incorpora el tono marrón que recuerda a la corteza de un árbol. Un simbolismo poderoso que plantea la imagen de un par de árboles gigantescos habitables.
A diferencia de las fachadas “minerales” de vidrio o de piedra, el escudo vegetal no refleja ni magnifica los rayos del sol sino que los filtra, y logra un microclima interior acogedor y sin efectos perjudiciales para el medio ambiente. La cortina verde regula la humedad, produce oxígeno y absorbe CO2 y micropartículas.
Urbanismo y planificación
Construido en Milán en la zona de Porta Nuova, el proyecto es también un dispositivo para limitar la expansión de las ciudades provocada por la búsqueda de vegetación (cada torre equivale a unos 50.000 metros cuadrados de viviendas unifamiliares).
Quizás el componente más singular de este sistema altamente desarrollado, ahora extendido en la imaginería urbana, es el de los “Jardineros Voladores”, un equipo especializado de arboricultores-escaladores que, utilizando técnicas de alpinismo, descienden desde el techo de los edificios una vez al año para realizar podas comprobando el estado de las plantas además de su eventual remoción o sustitución.Todas las operaciones de mantenimiento se gestionan a nivel consorcio para mantener el equilibrio. El riego también está centralizado.
Pocos años después de su construcción, el Bosque Vertical ha dado a luz a un hábitat colonizado por numerosas especies animales (incluidos unos 1.600 ejemplares de aves y mariposas), que constituyen una avanzada de recolonización espontánea de flora y fauna en la ciudad.
En pocos años, la imagen del Bosque Vertical se convirtió en un nuevo símbolo para Milán. Un poderoso ejemplo de que, muchas veces, las utopías pueden ser realidad.