La Psicología Positiva cambió el paradigma de la salud mental al enfocarse en potenciar fortalezas internas y promover emociones positivas en lugar de mirar las carencias. Cuáles son las herramientas que ofrece el método para cultivar el bienestar y alcanzar una vida más plena y equilibrada.
A inicios de los años 90 el psicólogo y escritor estadounidense Martin Seligman detectó que era necesario estudiar desde un punto de vista científico todo aquello que hace feliz al ser humano y que eso sirviera para pensar una manera de ayudar a las personas a construir una realidad más satisfactoria. De esa manera, le dio nacimiento a la Psicología Positiva (PP)
“La PP está centrada en los aspectos positivos del psiquismo humano y propone un trabajo individual para la realización de la propia potencia. Estudia el funcionamiento psíquico óptimo, las fortalezas y virtudes. Proporciona recursos para vivir en mayor bienestar”, sintetiza Cecilia Valladares, psicóloga fundadora de Espacio Mente Positiva.
En lugar de tratar el síntoma, la PP propone evitar su aparición, adoptando un enfoque optimista y funcional ante la vida. “Además, la PP nos orienta en procesos terapéuticos acompañando a pacientes a trascender ese estado de ‘indefensión aprendida’ (había aprendido a sentirse indefenso y a no luchar contra ello). Al considerar que la persona es fuerte y tiene un rol activo, con una capacidad natural de resistir y rehacerse a pesar de las adversidades, proporciona herramientas de gran utilidad para la gestión emocional, reconstrucción cognitiva, cambio en los estilos explicativos, desarrollo personal, autoestima, fortalezas del carácter, procesos creativos y muchas más intervenciones clínicas”, aclara Valladares.
A las virtudes que poseen las personas Seligman las llamó “capital psíquico”. Señaló así a las capacidades para desarrollarse y vivir “a pesar de”. Es el recurso más preciado que la PP busca potenciar en cada individuo para alcanzar un estado de bienestar y experimentar la plenitud asociada a una vida con sentido.