Sol Juárez, Gerente de Proyecto Creativo e Innovación de Azcuy, visitó la muestra de arte contemporáneo más influyente del mundo.
Saltos de escala, la tensión entre la tecnología y lo orgánico, el protagonismo de la mujer, y el peso de la historia y el legado. Todo eso y tanto más fue lo que se vio en la edición de la Bienal de Venecia. Una exposición vasta, inspiradora e inabarcable, seleccionamos algunas obras y el trabajo de los argentinos .
Desde el 23 de abril y hasta el 27 de noviembre, la 59 Muestra Internacional de Arte de Venecia se convierte en la meca del arte contemporáneo. Este año, la curadora es Cecilia Alemani, Directora y curadora de High Lane Art, el programa de arte del parque urbano de Nueva York, y responsable de la curaduría del pabellón de Italia en la Biennale 2017.
La exposición central, titulada The Milk of Dreams se desarrolla en el Pabellón Central de los Giardini, y en la Corderie, Artiglierie y los espacios al aire libre de Gaggiandre y Giardino delle Vergini en el complejo Arsenale y cuenta con la participación de más de doscientos artistas de 58 países.
Al ingresar, la primera obra que recibe al visitante es la escultura Elefante, de la artista alemana Katarina Fritsch. Junto con la artista chilena Cecilia Vicuña, ambas recibieron el León de Oro a la trayectoria.
“La contribución de Fritsch al campo del arte contemporáneo, especialmente la escultura, ha sido incomparable. Crea obras figurativas que son a la vez hiperrealistas y fantasiosas: copias de objetos, animales y personas, representados fielmente en cada detalle, pero transformados en extrañas apariciones”, declaró Alemani.
Artista, directora y poeta, Vicuña ha dedicado años a preservar la obra de muchos escritores latinoamericanos, traduciendo y editando antologías de poesía. También es una activista por los derechos de los pueblos indígenas en Chile y en el resto de América Latina.
La Biennale presenta obras contemporáneas y nuevos proyectos concebidos específicamente, presentados en diálogo con obras históricas del siglo XIX en adelante.
Es el caso de Gabriel Chaile, el artista tucumano que se convirtió en el único argentino en el pabellón central. Criado en la ciudad de San Miguel de Tucumán, con herencia española, afroárabe e indígena, Chaile a menudo emplea materiales, formas y símbolos arquetípicos asociados con las culturas precolombinas, que sintetiza en formas tanto poéticas como humorísticas.
Para La leche de los sueños, Chaile presenta un conjunto de cinco esculturas-horno que retratan, en gran formato, a miembros de su familia.
Otra de las artistas argentinas destacadas es Mónica Heller, elegida para el pabellón Argentino y finalista del Premio Azcuy en 2020. Su obra, una video instalación 3D titulada El Origen de la Substancia Importará la Importancia del Origen, se despliega en toda la extensión del pabellón en 13 módulos audiovisuales independientes, compuestos por proyecciones y pantallas LED de diferentes dimensiones.
Monumental e inabarcable, Azcuy destaca el trabajo de los argentinos, para seguir trabajando de cerca la comunidad artística.