Bajada
Las islas de Setouchi funcionan como el canvas en el que vive no sólo un proyecto artístico sino también una comunidad y una forma de ver el mundo.
Si se habla de arte, a solo diez horas de Tokio se encuentra Naoshima, destino necesario por sus paseos exóticos, museos, instalaciones arquitectónicas y esculturas de artistas contemporáneos.
“Si el arte con un mensaje a la sociedad moderna se ubicara en las islas del Mar Interior de Seto, donde aún permanece el paisaje virgen de Japón, podría cambiar una región que estaba perdiendo su vitalidad”. Ésta es la premisa poderosa, arriesgada y megalómana con la que comienza un sueño: Naoshima, la primera simbiosis del mundo entre una región y el arte.
El bienestar como eje
El nombre deriva del latín (“Bene”, bueno y “Esse”, ser). Benesse Art Site Naoshima Este es el nombre colectivo de todas las actividades relacionadas con el arte realizadas por Benesse Holdings, Inc. y Fukutake Foundation en las islas de Naoshima y Teshima, en la prefectura de Kagawa y en Inujima, la isla en la prefectura de Okayama.
“Nuestro objetivo fundamental es crear importantes espacios poniendo el arte y la arquitectura contemporánea en resonancia con la naturaleza prístina del Mar Interior de Seto, un paisaje con una riqueza cultural y un importante tejido histórico”, expone la Fundación en sus comunicados.
La bienvenida del arte
En Naoshima conviven los Nenúfares de Claude Monet y el hormigón del arquitecto japonés Tadao Ando -responsable de la propuesta arquitectónica de todos los museos de la isla-, con las calabazas de la artista Yayoi Kusama, que se convirtieron en el emblema del lugar, con sus playas, colinas y parques, casas, museos y los atardeceres mágicos.
Todo comienza con la llegada a la nueva terminal, la Marine Station Naoshima, obra del estudio de arquitectura SANAA. Allí se encuentra el primer indicio de un viaje único: la enorme calabaza roja de Kusama recibe al visitante.
El recorrido por la zona de los museos de Benesse House incluye el Chichu Art Museum, obra de Tadao Ando, una gran estructura de hormigón enterrada en el piso que utiliza sólo luz natural para iluminar sus espacios. Allí se puede encontrar la serie Nenúfares de Monet, incluso hay una sala dedicada a la obra Open Sky de James Turrell.
Un gran plan es caminar por el parque de los cerezos o conocer el Benesse House Museum que, además de su propuesta artística, ofrece alojamiento. Diseñado también por Ando, está construido en un terreno elevado con vistas al mar interior de Seto. Es interesante también visitar Honmura, el barrio tradicional de la isla, para conocer la cultura local, uno de los objetivos más puros del proyecto.