Uruguayo de nacimiento y argentino de formación, Rafael Viñoly -quien murió el pasado 2 de marzo a los 78 años- fue un referente de cómo se proyecta con inteligencia y conocimiento. El arquitecto diseñó edificios tan memorables como el Foro Internacional de Tokio, el 432 de Park Avenue en Nueva York y el reciente “Cero + Infinito” de Ciudad Universitaria, Buenos Aires.
Por Antonio Ledesma, arquitecto, Consejero Directivo en Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU), Universidad de Buenos Aires.
Rafael Viñoly, arquitecto, rioplatense, uruguayo de nacimiento y argentino de formación, fue un referente (tan de moda hoy en día) de cómo se proyecta con inteligencia y con la suma de los conocimientos en el tablero.
Mis primeras revistas de arquitectura Summa me mostraron una serie de proyectos de estas características donde se hacía simple lo que era complejo, donde la técnica y la arquitectura se presentaban con una estética propia, de marca nacional y de orden diferente. Un faro a mirar en el contexto de la arquitectura mundial.
En estas revistas vi varios proyectos y entre ellos los del estudio que fundó Viñoly junto a seis socios: MSGSSV (Manteola-Petchersky-Sánchez Gómez-Santos-Solsona-Viñoly). La composición de sus inicios, la torre de la Unión Industrial Argentina (UIA) con esa maravillosa perspectiva de transparencias maquinales, como un organismo vivo y de comprensión explícita.
El proyecto ganador
En 1978 Viñoly emigra a Estados Unidos. Ahí se abre el concurso para el “Forum de Tokyo” que logra masiva participación de arquitectos del mundo entero. Más de 400 proyectos fueron evaluados por el jurado (entre ellos Kenzō Tange, Vittorio Gregotti y Ieho Ming Pei).
Rafael Viñoly ganó el concurso, uno de los más importantes de las últimas décadas. Su proyecto es una verdadera síntesis de una propuesta muy compleja en su necesidad funcional. Aplica el concepto de partido, servido-sirviente, agrupación por características similares, valoración del espacio público, solución al entorno urbano.
La audacia que propone supera inclusive su propio proyecto ganador. Se reconoce el sello de la Escuela de Buenos Aires, del partido y de la síntesis que ella propone. Qué mejor manera de honrar su formación y de vernos reflejado en ella.
¿Ingeniería o arquitectura?
En los desarrollos que siguieron, Viñoly siguió edificando con el mismo pensamiento y sofisticándolo en los sentidos de la técnica y las complejidades funcionales que se le presentaban.
Así llegó a otro ícono de la arquitectura sustentada por la técnica, la torre de 432 Park Avenue, la primera en experimentar la máxima esbeltez en el skyline de New York.
¿Ingeniería o arquitectura? Esa es la primera pregunta que me he hecho, y la respuesta es arquitectura, ya que la necesidad y la posibilidad encuentra el punto de equilibrio en la solución que usa la estructura como estética, no la oculta, no la desdibuja, la muestra, la exige, impone hasta los detalles.
Ninguna obra en Viñoly es novedosa, sí son innovadoras, son creadas con la fuerza de refinar y darle una estética a los elementos que hacen que lo que construido se transforme en arquitectura, donde todas las técnicas son al fin de un plan de inteligencia que hace avanzar la disciplina.
Y para ver una obra de Viñoly en Argentina, está el edificio “Cero + Infinito”, en Ciudad Universitaria, un proyecto con diseño sustentable y capacidad para alojar a más de 3.000 investigadores y estudiantes, que nació en 2006 y se concretó en 2021.
Para el arquitecto, la austeridad está presente en cada decisión y en la riqueza de lo poco, pero la coincidencia de cada elemento sigue la tradición y las reglas del arte.