En La Vallée de Joux, en los alrededores de Ginebra, Suiza, las manufacturas de relojes más importantes del mundo respetan una tradición forjada en 1700. ¿Cómo son los edificios que contienen los talleres de alta relojería?
En los pequeños pueblos de los alpes suizos, como Le Locle, La Chaux-de-Fonds o Le Brassus en 1700 comenzó una tradición que es ya un símbolo del país: la relojería Suiza. En esos lugares de montañas y árboles nevados aún hoy siguen funcionando muchas de las manufacturas de relojes más importantes y sofisticadas del mundo.
UNA PLANIFICACIÓN URBANA ÚNICA
En lo alto de las montañas suizas del Jura, a unos 1.000 metros sobre el nivel del mar, se encuentran las ciudades más elevadas de Europa. La Chaux-de-Fonds y Le Locle en 2009 fueron declarados patrimonio de la humanidad por su singular planificación urbana, diseñada para facilitar la producción de relojes. Los edificios que miran al Sur cuentan con un ancho jardín de fondo y una amplia calle al otro lado para favorecer el ingreso de la luz en los talleres.
Para privilegiar la iluminación, muchos de los espacios tienen enormes ventanales, lucarnas, incluso techos vidriados equipados con un sistema que derrite la nieve y filtros solares de alta prestación, para que los maestros relojeros y sus aprendices no tengan que forzar la vista al ensamblar las piezas más pequeñas.
Por lo general, los ambientes destinados al desarrollo de los mecanismos más complejos se orientan al Norte, para aprovechar el sol de la mañana, mientras que las oficinas comerciales y de marketing tienen otra ubicación.
VACHERON CONSTANTIN, LA MANUFACTURA IN PLAN-LES-OUATES
Quizá una de las marcas más prestigiosas de la industria, junto a Patek Philippe, Vacheron Constantin, es un ejemplo para el resto: elevar la vista es ver el cielo celeste.
Su manufactura es una estructura atemporal de estilo contemporáneo. El edificio combina la sensación de dinamismo con un aura de continuidad: una fachada de metal que simboliza el flujo del tiempo envuelve una estructura de hormigón, símbolo de durabilidad. Los espacios
interiores luminosos se concibieron pensando en la accesibilidad, la profundidad y la transparencia, con el fin de garantizar el flujo fluido entre los diferentes departamentos.
LAS LÍNEAS CURVAS DEL DESIGN MUSEUM DE AUDEMARS PIGUET.
Creado por el Estudio BIG, el edificio de la firma AP se estructura en forma espiralada y se ordena en torno a una secuencia lineal de espacios y eventos. Se encuentra entre el complejo histórico de talleres y fábricas de Le Brassus, en el corazón de La Vallée de Joux.
Desde la entrada, se atraviesan los salones, las galerías y talleres, hasta el ático del edificio histórico, en el taller donde todo comenzó.
Los talleres, interconectados entre sí, están rodeados de galerías vidriadas. Y el techo –con estructura de acero revestida en bronce-, crea una serie de aberturas que permiten el ingreso de la luz natural.
EL CAMPUS DE HAUTE HORLOGERIE, UN ECOSISTEMA DEL GRUPO RICHEMONT
Los centros de producción de Cartier, Jaeger-Lecoultre y Van Cleef & Arpels se reparten en el espectacular edificio de Roger Dubuis. El Campus Genevois de Haute Horlogerie (CGHH) busca reunir una serie de oficios en una estructura sinérgica. En las afueras de Ginebra, el plan riguroso organiza el espacio: “Las marcas del grupo se colocan como cajas sobre la base unificadora con patios aquí y allá que sirven como espacios de calidad destinados principalmente a actividades comunes, y dependiendo de su disposición forman calles o plazas”, cuenta François de Planta, Arquitecto a cargo del proyecto.
El entorno incluye una Fundación y una escuela que enseña artesanía de alta relojería. El objetivo es reunir diferentes espacios para crear un ecosistema autónomo que fomente el intercambio de habilidades y conocimientos y que permita la socialización.