El nuevo templo para golosos se llama Napulé Tentazione. Ofrece café, helados y pastelería con especialidades del sur de Italia. Delicias imperdibles en el Barrio Inglés de Caballito.
Su familia es célebre por haber traído el helado a la Argentina en ¡1915! Desde La Plata, sus bisabuelos desplegaron su saber adquirido en el sur de Italia, cuna del gelato.
Hoy Vitto Moya cumple su sueño y abre en el Barrio Inglés de Caballito Napulé Tentazione, en homenaje a sus antepasados. “Hacer la heladería fue siempre algo que tenía pendiente, y es una suerte de conmemoración a los ancestros al hacerla de la misma forma y calidad extrema que la hacían ellos. Con las recetas de allá, maquinaria importada y maestros heladeros directamente traídos de Italia”, detalla Vitto.
Ubicado en una casona antigua, el local replica a la perfección la atmósfera de los pequeños cafés de Italia. Abogado y coleccionista de arte, Moya se ocupó de la ambientación. Admite que se inspiró -“salvando las distancias”, aclara- en Caffé Greco Vía dei Condotti de Roma.
Además, llamó a artistas prestigiosos para que se hicieran cargo de los murales. El colorido frente lleva la firma del mosaiquista Marino Santa María. En el interior, custodiados por una Vespa, se lucen dos obras de Amancio Torres. Un gran San Expedito y un original San Donato -el gato de Vitto- cubren dos paredes.
GELATERIA
Al modo italiano, los helados están a la vista. Tientan de sólo verlos y prometen transportar a Italia en un solo bocado. Hay gustos ganadores como pistacchio con praliné, Mandorle (crema de almendras), exquisito limón verde y una combinación única de mascarpone, cerezas y chocolate.
La carta también incluye algunos sabores gourmet como el “Peperoncino” que es un chocolate bien picante, el sabayón al vino santo, la crema al caramelo salado y uno muy exótico de queso gorgonzola y nueces.
PASTICCERIA
Además de helados, Napulé Tentazione sirve cafés italianos de Lavazza y exclusivas recetas dulces. “Capacitamos a los pasteleros en Italia para que puedan hacer una pastelería lo más parecida posible al sur de Italia”, aclara Vitto.
Es imperdible la Sfogliatella Riccia, un clásico de Nápoles con masa de hojaldre, relleno de crema pasticcera, ricotta y naranja. Un gran postre de Sicilia que se sirve en el local es el Cannolo, que viene relleno ya sea con crema pasticcera, ricota, crema al pistacchio o helado. Típica de Amalfi es la delicada Crostata de ricotta y pera. Y no podía faltar un clásico de la isla de Capri: Mille Foglie, una torta a base de chocolate negro y almendras molidas, sin harina.
Todas estas delicias elaboradas con materias primas superiores tienen el poder de transportar a otras latitudes, sin moverse de la mesa. “Napulé funciona como un centro cultural del sur de Italia. Queremos difundir la gastronomía de la región que es una de las mejores del mundo”, concluye Vitto.