Pionero de la arquitectura moderna, Le Corbusier redefinió la forma en que se habita y concibe el espacio urbano. Su visión revolucionaria, que abarcó desde el diseño de viviendas hasta la planificación de ciudades enteras, sigue siendo una influencia fundamental en el paisaje arquitectónico contemporáneo.


Le Corbusier, nacido en Suiza como Charles-Édouard Jeanneret-Gris (1887-1965), es considerado por muchos el arquitecto y urbanista más influyente del siglo XX. Sus ideas visionarias y sus innovadores diseños arquitectónicos y urbanos dejaron una huella significativa en el mundo.
Tuvo una visión profética. Logró abordar muchos de los desafíos a los que se enfrentó la sociedad moderna: ciudades de alta densidad, infraestructura eficiente, integración de espacios verdes y la síntesis de las artes.
Si bien algunos de sus conceptos evolucionaron o fueron criticados, los principios básicos de su filosofía y diseño siguen siendo relevantes e influyentes. La creencia de Le Corbusier en el poder de la arquitectura para mejorar la vida humana, su compromiso con la creatividad, la alegría de vivir y el diseño centrado en el ser humano y su fusión del arte en el entorno construido continúan inspirando y guiando a arquitectos y urbanistas.
De la revolución a la armonía
La primera mitad del siglo XX fue una época de cambios masivos en casi todos los aspectos de la vida humana. Nuevas tecnologías, nuevas formas de trabajar, nuevas estructuras políticas y grandes guerras fueron algunas de las razones que exigieron cambios masivos también en el entorno construido.
La “civilización de las máquinas”, como la llamó Le Corbusier, no estaba equipada para esos cambios y exigía una mejora importante. Las ciudades eran insalubres y se volvían inhabitables, por lo que se llamó a arquitectos y planificadores para que brindaran soluciones.
Le Corbusier quería crear una revolución, pero sin involucrarse en política. Se enfocó en la solución técnica. En 1920 se interesó en lo que llamó la optimización del trabajo y pidió a los líderes de las industrias y no al gobierno que iniciaran el cambio social.
Durante la década de 1930, en tanto, cambió su discurso de la revolución por el de la armonía y su inspiración se fue centrando en los campesinos autóctonos y en las formas naturales. Su obra está llena de polaridades entre el maquinismo y el primitivismo, y es precisamente esta ambigüedad la que permite a sus seguidores hacer tantas interpretaciones distintas
En sus primeros años como arquitecto, construyó varias casas en Suiza basadas en las tradiciones artísticas locales. Posteriormente, cuando se trasladó a París en 1917, trabajó por primera vez como pintor y coeditó la revista L’Esprit Nouveaux. En 1923 recopiló sus artículos en el libro Vers une Architecture (Hacia una arquitectura). Resultó muy influyente, ya que sus contribuciones teóricas proporcionan una base para comprender los principios modernistas y la evolución del pensamiento arquitectónico.
También en los años 20 Le Corbusier definió sus muy influyentes “Cinco puntos de la arquitectura moderna”, que sentaron las bases del diseño modernista. Estos principios eran pilotis (columnas), fachada libre, planta abierta, ventanas horizontales y jardín en la terraza. Los volcó de manera más famosa en sus diseños para Villa Stein (1926-28) y Villa Savoye (1928-31), ubicadas en Garches y en las afueras de Paris respectivamente, pero también en muchos otros proyectos propios y de sus seguidores.
Terminada en 1931, la Villa Savoye sigue siendo un ejemplo fundamental de estética y funcionalismo modernos, que enfatiza la simplicidad y la eficiencia. Con un dominio del diseño sobre la luz, el espacio y la integración con la naturaleza que ha influido en innumerables arquitectos y continúa siendo inspirador.


Planificación urbana
En la década de 1920 Le Corbusier propuso varios proyectos urbanos para París y otras ciudades. En su diseño para la Ville Contemporaine (Ciudad contemporánea) para 5 millones de personas, imaginó una ciudad construida para nuevas formas de transporte: automóviles, trenes y aviones. Puso las torres de oficinas en el medio y las residencias alrededor de ellas integrándolas con la naturaleza. Los residentes tenían acceso a la luz del sol y a vistas de los parques.
En la introducción a su Oeuvre Complete 1934-38, el suizo declaró cumplida la revolución arquitectónica e instó a otros a trabajar en el urbanismo. Su plan para el equipamiento de la “civilización de las máquinas” se presentaría en el libro de 1935 La Ville Radieuse (Ciudad Radiante) y en el Pavillon des Temps Nouveaux de 1937 (Pabellón New Times). Ambos, reseñan sus obras de investigación y proyectos de exposición más importantes, cuyos objetivos se centran en dar orientación sobre cómo hacer diseño urbano y planificar ciudades contemporáneas.
Le Corbusier imaginó ciudades compuestas por vastos espacios verdes, altas torres residenciales y redes de transporte eficientes. Aunque algunos aspectos de su visión no eran prácticos, los principios subyacentes de densidad, espacios verdes e infraestructura de transporte han influido en la planificación urbana moderna.
Después de muchos intentos fallidos de realizar sus planes urbanos, en 1950 Le Corbusier recibió el encargo de diseñar el plan maestro para Chandigarh, la nueva capital del estado indio de Punjab.
El diseño de la ciudad refleja sus principios, con un sistema cuadriculado de avenidas amplias, numerosos espacios verdes y varios sectores con diferentes funciones. El Complejo del Capitolio, con sus edificios monumentales como la Asamblea, la Secretaría y el Tribunal Superior, ejemplifica su estilo arquitectónico e ideales.
Chandigarh sigue siendo una de las implementaciones más exitosas de las teorías urbanas de Le Corbusier, combinando funcionalidad con estética. Es un testimonio
del poder de la planificación urbana para crear identidad y dar forma a la experiencia humana en comunidad.
La visión de Le Corbusier se extendió a edificios residenciales a gran escala diseñados para abordar las necesidades de vivienda de la era de la posguerra. Su proyecto más famoso en este sentido, la Unité d’Habitation, en la ciudad francesa de Marsella, ejemplifica su enfoque de la vida urbana comunitaria en altura.
La torre de 17 pisos, construida entre 1947 y 1952, alberga más de 300 departamentos. La mayoría de doble altura y cada uno planificado según las medidas del Modulor, un nuevo sistema proporcional con el que Le Corbusier buscaba crear una relación armoniosa entre las proporciones del cuerpo humano y el diseño arquitectónico.
Para la estructura, el arquitecto utilizó hormigón visto, como era típico en muchos de sus proyectos de posguerra, lo que dio origen al estilo conocido como Brutalismo.
El edificio cuenta con calles internas, un jardín, plaza, guardería y pista para correr en la terraza, una zona comercial, hotel, restaurante e instalaciones comunes. Su diseño innovador y su énfasis en la vida comunitaria han influido en numerosos proyectos residenciales en todo el mundo.
Obra artística
Durante gran parte de su prolífica vida, Le Corbusier trabajó como arquitecto y urbanista sólo a tiempo parcial, mientras dedicaba el resto de su tiempo a la pintura y la escritura.
Con Amédée Ozenfant le dio forma al Pursimo, un movimiento que buscó simplificar las formas, eliminando detalles innecesarios y centrándose en la esencia de los objetos. Este enfoque influyó en sus diseños arquitectónicos, que a menudo presentaban líneas limpias, formas geométricas y falta de ornamentación.
Fue reconocido como un artista consumado. Creía que la arquitectura, la pintura, la escultura y el diseño debían integrarse para crear ambientes armoniosos y enriquecedores. Esta visión holística ha tenido un impacto duradero en cómo se percibe y practica la arquitectura hoy en día.
El compromiso de Le Corbusier con la síntesis de las artes es evidente en proyectos como Notre Dame du Haut, en Ronchamp entre muchos otros. La capilla, terminada en 1955, presenta formas escultóricas y elementos artísticos, como pinturas, vidrieras y esculturas que crean una profunda experiencia sensorial. El uso de color, luz y formas orgánicas demuestra su capacidad única para fusionar la arquitectura con la expresión artística. El techo ondulado del edificio y los planos y paredes asimétricos generan un juego dinámico, que da lugar a la contemplación del “espacio inefable”, como él lo llamó.


Duradero y relevante
El impacto de Le Corbusier en la arquitectura y el urbanismo moderno y contemporáneo es profundo. Su énfasis en la estética, el funcionalismo, las plantas libres y la integración de la naturaleza en los entornos urbanos se puede ver en muchos de los diseños actuales.
Los conceptos de vida de alta densidad y espacios urbanos verdes se han convertido en piedras angulares de la planificación urbana contemporánea de todo el mundo, especialmente en ciudades de rápido crecimiento.
Mientras navegamos por las complejidades del siglo XXI, el legado de Le Corbusier sirve como un ejemplo prodigioso para arquitectos y urbanistas, inspirándolos a crear espacios que no sólo sean funcionales y eficientes, sino también bellos, armoniosos y enriquecedores.
A pesar del paso del tiempo, sigue siendo un profeta de la arquitectura y de las ciudades modernas, cuyos conocimientos e innovaciones continúan dando forma al futuro de nuestro entorno construido y de nuestra nueva civilización.


